Los alumnos de 3º de Historia (10/11) de la UAH hemos creado este espacio con el fin de informar (subjetivamente, claro) de todo aquello que consideremos de interés para el alumnado, sea o no sea de la UAH.

Nuestro más profundo apoyo a todos los alumnos del Plan Antiguo, que aún no está extinto del todo, pero nos tratan como si así fuese.

martes, 1 de marzo de 2011

Cumpleaños de un edificio. Tanto para eso.

Con permiso:

Ha pasado mucho desde que Don Juan Alonso de Moscoso, obispo de Guadix, León y Málaga, fundó el Colegio Menor de pobres de San Ciriaco y Santa Paula (edificio que hoy día conocemos como Colegio de Málaga y que forma parte del patrimonio protegido por la Sociedad de Condueños). Por tanto, si en el s.XIII el monarca Sancho IV había aprobado la creación de un Estudio General en Alcalá de Henares, sobre el cual Cisneros fundó la Universidad de Alcalá de Henares en 1499; ahora, en 1611, dicha universidad contaba con un nuevo edificio: la actual Facultad de Filosofía y Letras.


Como decía al principio, ha llovido mucho desde entonces, pero menos tiempo ha pasado desde que en 1836 (año de la desamortización de Mendizábal), bajo la Regencia de María Cristina de Borbón, dicha Universidad de Alcalá de Henares se trasladó a Madrid, ciudad que cada vez experimentaba un mayor crecimiento (frente al estancamiento de Alcalá de Henares). De esta forma, la Universidad de Alcalá, trasladada a la villa de Madrid, pasó a llamarse Universidad Central. Y allí permanecería hasta hoy, sólo que con el nombre de Universidad Complutense de Madrid (UCM) desde 1970.

Por su parte, otros decidieron por aquellos años retomar, por decirlo de alguna manera, el proyecto cisneriano. De esta forma, en 1977 se inauguraron las clases de la que hoy conocemos como "Universidad de Alcalá de Henares" (UAH), cuyos edificios no habían abierto sus puertas a la enseñanza desde 1836 y fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 2 de diciembre de 1998.

Así, hoy, lunes 28 de febrero, muchos han celebrado el cuarto centenario de un edificio con cierta historia sobre sus cimientos. Pero no es más que eso: un homenaje a un edificio. Muchos han gozado de buen champán y buenos canapés (o lo que fuera, tampoco estaba allí para verlo, pero eso me han dicho), vestidos del Seiscientos con cierta nostalgia complutense. Como no dándole importancia a que esta universidad es casi nueva, como quien dice; mientras que toda esa tradición y experiencia en la enseñanza universitaria se trasladó a Madrid hace más de ciento cincuenta años.

En fin, nunca entenderé todos estos territorialismos justificados en pasados que se interpretan como gloriosos, como un orgullo (había hasta un hombre vestido como de Quevedo). Y esto lo dice alguien para quien el Colegio de Málaga es casi una segunda casa, y para quien muchos de los que allí acuden cada mañana (e incluso mañana y tarde) son mucho más que compañeros.

Pues eso, que feliz 4º centenario. Muchos disfraces, buen almuerzo (que ni siquiera era para todos), y muchos propósitos que todavía siguen en un tintero que no tiene nada que ver con Cervantes. Todo un homenaje para un solo arquitecto y un edificio tan modesto (bonito, vale, pero modesto). Demasiado homenaje para cuatro muros infestados de termitas, y esto último no es una metáfora.
Bendito patrimonio de la Humanidad.

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